martes, 18 de febrero de 2014

El silencio nunca ofende, nunca miente, nunca se equivoca... - Pere Ll. Mataró


Es complicado el lenguaje humano y el pensamiento incierto.
La libertad de la palabra coarta la libertad  del silencio,
guardián de los secretos del pensamiento, poseedor de la verdad imperecedera.

El silencio nunca ofende, nunca miente, nunca se equivoca…
Las grandes mentiras se dicen en la cama, donde el silencio se rompe tras un deseo complacido, cuando las palabras resbalan por la boca ardiente, buscando la libertad de la complacencia del oído ajeno.

Follemos como si se acabara el mundo, gritando a diestro y siniestro si así viene en gana, arranquémoslos las vestiduras y las trampas que nos atrapan, sudemos el deseo contenido, que no quede poro en la batalla por invadir, compartamos fluidos y mordiscos, pero no faltemos al silencio, no digamos lo que resulta fácil en caliente, cuando quedas abatido tras el orgasmo.

No me digas que me quieres guando yaces complacida entre sabanas, dime que has gozado como una perra, resultara más creíble que el “te quiero”, y si no quédate muda no faltes al silencio, regálame un suspiro, será suficientemente placentero.

Recordemos que la mentira se agazapa en la palabra, y esta es relativamente fácil, demasiado fácil…
El silencio nunca ofende, nunca miente, nunca se equivoca. El silencio esta muy por encima de la palabra.


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