martes, 21 de noviembre de 2017

Count vanila - concubines of solitude

Ya no echo de menos bailar bajo la lluvia - Pere Ll. Mataró

Demasiado tiempo sin bailar bajo la lluvia,
encerrado en mi mismo, en ese mundo a medida entre cuatro paredes,
donde nunca pasa nada que me sorprenda, donde converso con el reflejo del espejo,
a salvo de los puñales, traiciones y desengaños.

Hace tiempo que no me mojo al llover,
solo escucho el chapoteo de la lluvia al romper en la calle empedrada,
desde la ventada, del mi cuarto echo mundo,
viendo resbalar por el cristal las gotas de lluvia que me recuerdan las lagrimas vertidas que me han arrastrado aquí,

viendo a la gente sobre sus pasos alejándose de mi interés.

Demasiado tiempo en brazos de la soledad,
haciendo de ella una costumbre que ocupa todo el espacio,
abandonado en su incondicional abrazo,
haciéndola cómplice de mi mundo tras el espejo,
donde el reflejo me recuerda que aún estoy vivo.

Ya es tarde para cambiar,
ya pasó el tiempo de aventuras, quedando solo para el recuerdo
de mi película en blanco y negro.


Ella, mi soledad,  es previsible, comprensiva y me conoce lo suficiente para soportarme,
ella estará ahí, hasta mi último suspiro.

Ya no echo de menos bailar bajo la lluvia...

sábado, 4 de noviembre de 2017

Chris Rea - Road to Hell

Parece que fue ayer, pero hace mucho más - Pere Ll. Mataró

La oscuridad de la habitación,
oscuridad resquebrajada por la tenue luz de una lámpara cubierta 

por una tela roja,
la suave música del tocadiscos,

donde sonaba Cohen, Brassens, o cualquier otra balada de los que por siempre seguiran siendo grandes,
invitándote a apretar más la entrepierna contra el cuerpo de la compañera de fiesta, mientras susurraba al oído secretos y deseos subidos de tono.

Eran tiempos diferentes,
donde movíamos montañas con el humo de un cigarrillo,
subíamos a la luna a tomar un café,
y nos abrazábamos como si fuese la última vez,
desbocados como fuego salvaje ,
hasta que no quedaba nada por quemar.

Recuerdo cuantas veces me dijeron que nunca terminaría, 

que lo nuestro era mágico
mientras me apretaban en el abrazo húmedo del deseo seductor,
pasión de juventud, inquieta y fuera de control,
envueltos en la desnudez de nuestros cuerpos tersos y ansiosos por descubrir.

Antes todo era mejor, más fácil,
era menos complicado sabiendo menos de lo que sabemos ahora,
andábamos cara al viento, fuertes, escandalosamente jóvenes…

Los años rodaron quedando en un pasado inquieto,
abrazados a cuerpos desnudos con rostros, la mayoría ya sin nombre,
abrazos fuertes, donde me hundía en pechos tersos
donde siempre encontraba el cálido refugio.

Cara al viento, 
a la deriva de lo incierto y ciertamente atrayente por descubrir,
sin tantas cosas en las que pensar,
sin plazos ni compromisos…

No puedo dejar de  tener nostalgia de esos lugares repletos de caminos por recorrer,
repletos de sorpresas, sin preocupaciones por romper normas.

Sigo caminando cara al viento,
a pesar de haber dejado atrás la juventud,
pero ya nada es lo mismo,
parece que fue ayer,
pero hace mucho más.