quedan las calles mojadas,
sin las huellas de los pasos andados.
Los truenos disipan
las palabras que ayer resonaban
junto a la risa liberada.
El relámpago deslumbró
la imagen del momento,
velando el fotograma
de aquel beso en el callejón.
Tras la tormenta
empieza de nuevo la búsqueda,
del recuerdo
de un tiempo pasado,
de aquel tierno momento
que jamás ha de volver,
de un futuro incierto,
pero lleno de esperanza.
Tras los truenos
enmudecen las palabras,
para mezclar unas nuevas,
con diferentes significados,
con nuevas intenciones,
se silencian los reproches.
Después del relámpago,
cuando la vista se recupera de
la ceguera transitoria provocada
por el destello, empiezas a ver
otros paisajes, otros momentos,
la vida que queda por vivir,
la vida que queda para morir.
la imagen del momento,
velando el fotograma
de aquel beso en el callejón.
Tras la tormenta
empieza de nuevo la búsqueda,
del recuerdo
de un tiempo pasado,
de aquel tierno momento
que jamás ha de volver,
de un futuro incierto,
pero lleno de esperanza.
Tras los truenos
enmudecen las palabras,
para mezclar unas nuevas,
con diferentes significados,
con nuevas intenciones,
se silencian los reproches.
Después del relámpago,
cuando la vista se recupera de
la ceguera transitoria provocada
por el destello, empiezas a ver
otros paisajes, otros momentos,
la vida que queda por vivir,
la vida que queda para morir.
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