viernes, 27 de diciembre de 2013

Desde la ventana - Pere Ll. Mataró

Veo nacer un nuevo día a través de mi ventana,
la misma ventana por la que he visto otros amaneceres.

Hoy el día, tras una noche agitada por el fuerte viento,
ha empezado con un sol brillante, radiante en un claro cielo azul.

A pesar de la estampa que veo por mi ventana,
mi cuarto está frió y gris,
como si aún estuviera inmerso en la pasada noche.

Mis pensamientos, siempre presentes, no me motivan
a abordar este nuevo día, mientras sigo inerte frente a la ventana, contemplando el estático y brillante azul.





Siento la tristeza amontonada durante muchos días,
demasiados días ahora que pienso,
y mis ojos empiezan a desbordar la tristeza acumulada,
mientras formo parte de esa habitación destemplada y oscura,
ajena a lo que ocurre tras el cristal de mi ventana.

Siento la tristeza de la derrota, el sufrimiento de tanta lucha en vano,
siento el desgaste de tantos comienzos,
de tantos finales, de tantos desengaños.

Siento la añoranza de los que partieron para no volver,
de los días de niño, donde solo cabía la inocencia.

Siento el frió de la indiferencia, de las compasiones interesadas,

del amor cuando se acaba,
de la mentira agazapada esperando desgarrarte.

En este cuadro azul brillante, enmarcado por mi ventana,
empieza un nuevo día que no es el mío,
mientras sigo aferrado a la realidad de mi cuarto ahogado en la noche,
contemplando la vida desde la ventana,
descubriendo cuánto dolor cabe de una sola vez.

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