los labios resecos de beber sinrazones,
el estomago vacío de tanta humanidad ausente
y el corazón en un puño para no perderlo con tantos excesos.
Frente al espejo descubriendo de nuevo mi reflejo,
mientras pienso que va siendo hora de cambiar
para no dejar de disfrutar los besos que me quedan
los amaneceres acurrucado a tu lado.
Quiero encontrar la razón de las horas perdidas,
hacerme amigo de la tinta que llena mis hojas en blanco,
perdonarme a mi mismo
y dejar de lado las mentiras encontradas, esas que no me dejan andar por anclarte a los lodos del resentimiento.
Se me antoja despertar de un sueño espeso,
en que las pesadillas navegan sin rumbo ahogando recuerdos,
aceptar que hoy es hoy y que ayer queda lejos,
que dejar marchitar mi carne ha tenido un sentido.
Correr hacia el interior de las cosas para descubrir su esencia,
descubrir que no todo está perdido,
y aferrarme a lo que siente mi corazón
para volver a empezar a caminar de nuevo.
Entregarme a la luz que se vislumbra en el horizonte de la noche
para disfrutar lo que está por llegar,
recorrer tus senderos por descubrir y no dejar nada pendiente,
decir todo lo que pienso sin esperar ninguna respuesta de ti.
Aprender a convivir con lo vivido dejando a un lado los reproches
no dejando nada pendiente en mi destino,
seguir avanzando sin prisas, sin excesos ni derroches,
formar parte de la brisa que despeja el paisaje de mi camino.
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