lunes, 9 de febrero de 2015

Donde yacen los sueños - Pere Ll. Mataró

Frivolidades esparcidas en un campo seco de tierra estéril donde yacen muertos los sueños apuñalados por sus decepciones,
mientras lloras tus males, sola como elegiste,
sin mordazas ni compromisos que te encadenen.

Te diste cuenta que quien estaba en tu cama,
la hacia aún más vacía con su carne ausente de alma,
y sin pensártelo dos veces, creíste lo que te enseñaba
lo reflejado en el espejo del tocador de tu habitación.

Como hojas secas en otoño cayó el desencanto,
dejando sin refugio a los seres mágicos que corrían por tu bosque plateado,
condenándoles a ahogarse en el lago helado por el invierno eterno del destierro.

La noche perdió el poder embaucador, al apagarse la intensidad de la luz de su luna,
perdiendo el amor la sombra, a la que estaba acostumbrada
y que le acompañaba en su baile por los callejones de la pasión.


Mientras las sabanas vacías perdían el olor, testigo del amor derramado en ellas,
disipándose con las lágrimas vertidas por un desconsuelo,
nacido tras la opacidad del espejo que engaño
a tus ojos tristes y cansados por ver durante tanto tiempo
a trabes de esa mascara con mueca sonriente,
con la que tienes mal acostumbrados a los que no ven más allá de la porcelana
fría que te cubre y en la que te escondes.

Tras la opacidad del espejo, la perversidad de las risas de los sin nombre,
regocijo de una victoria perversa, celebran el tener en su colección
otro juguete roto, otro trofeo que mostrar en su pared oscura,
mientras al otro lado, las victimas yacen maltrechas
mutiladas del abrazo y privadas del fluido vital de los besos,
formando parte del paisaje estéril
donde yacen muertos los sueños apuñalados por sus decepciones.

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