me levando cansado de soñar despierto, y con falta de descanso,
mi cabeza amanece espesa, dicen que con la edad se duerme menos.
De nada vale acunarse en los recuerdos
y menos la añoranza de un tiempo pasado,
la melancolía apática que nos ponemos como atuendo,
junto a la mascarilla que nos cubre la expresión del rostro,
cuando salimos a la calle.
Tenemos apenas tiempo para programar un mañana,
mira el Pau, ayer dejo su depende, su lado oscuro, lo bonito,
los dos días en la vida, dejo de gritar y el tiempo se le agotó y no le dejo vivir,
quedando solo humo donde hubo vida.
Tenemos un minúsculo espacio de tiempo,
que se consume demasiado rápido,
y cuando nos queremos dar cuenta, el saldo está casi agotado,
ahogados por sentimientos y recuerdos que están donde están
para no volver jamás.
Ponerse en pie para alzar de nuevo la voz,
vestirse la piel para volver a seducir,
y hacer el ahora el mejor de los proyectos,
es complicado, pero quizás no sea imposible.
Tal vez sea el momento, en dejar de vivir la vida del que está reflejado en el espejo,
y sea el instante que te queda por vivir,
en que te encuentres que todo está por hacer y todo es posible.
A Pau Donés
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