sábado, 25 de octubre de 2014

Mi musa - Pere Ll. Mataró

El camino se diluye
entre el silencio de musas dormidas
y el humo que queda tras nuestros pasos.

En la mesa queda
el cenicero lleno de pensamientos
y un papel en blanco lleno de ausencia
dejando en evidencia
a la musa que disfruta 
del retiro de su vejez.

Sobre el indiferente suelo
buscando deseos perdidos
en abismos sin fondo
encuentro melancolías resacosas
columpiándose en el vacío estéril
donde el aire guarda
el descanso de las musas cansadas



La vejez diluye la imagen
de lo que refleja el espejo
mientras estiro los surcos
de la piel arrugada
como si se tratara del traje de los domingos
en un vago intento
por corregir el pliegue
antes del intento de volver a seducir a mi musa
aletargada en la pluma
que un día dejó de abrazarme

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