Ya no es el que fue ni lo que fue,
posiblemente ya no existe fuera del recuerdo,
destiló tristeza entre los que lo quisieron
y se evaporo con el aire,
para flirtear con la soledad.
Ausente de brisas
repleto de sombras
rebosante de silencios profundos
e inertes latidos,
laberinto sin salida
donde enmudecen las palabras.
Carente de carne y piel,
añoro el abrazo
del que dejo de ser
para convertirse
en sombra eterna
de cualquier callejón oscuro
donde busco refugio.
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