Sentir que te puedo tocar con la punta de los dedos,
como a la luna, y tan siquiera llegar a rozarte.
Pensar que te envuelvo en mi abrazo,
como quien se aferra a la vida, y no sentir tu latido.
Escuchar tus silencios, al igual que la brisa de estío,
y ser sordo con tus palabras.
Posar mis labios sobre los tuyos,
como el fuego sobre la brasa, y no sentir la calidez en mi alma...
Me desespera, me inquieta, me confunde…
Tenerte tan cerca y a la vez tan lejos,
me hace sentir perdido en medio de un mar embravecido.
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