reflejos de oro mezcla del sol jugando con tu pelo.
Sombras que nos abrazan en cada esquina,
adoptando por momentos nuestros pensamientos.
Cae la noche envolviéndonos con su manto frío,
cómplice del intercambio del abrazo que nos calienta.
Nos refugiamos del frío intenso
en nuestras pieles desnudas,
cosido mi vientre a tu espalda,
acurrucados en un tiempo prestado.
Despertamos tras una noche inquieta
serpenteando el pensamiento.
Tu mirada se cuelga en los tejados de las viejas casas,
mientras yo te observo perdiéndote en un tiempo
que no es el nuestro, para luego volver en picado
a la realidad que nos atrapa.
Despertamos tras una noche inquieta
para ver una vez más un nuevo amanecer.
Seguimos el camino de las piedras,
las mismas que pisaron otras gentes en otros tiempos.
El murmullo del río nos acompaña, Seguimos el camino de las piedras,
las mismas que pisaron otras gentes en otros tiempos.
serpenteando el pensamiento.
Tu mirada se cuelga en los tejados de las viejas casas,
mientras yo te observo perdiéndote en un tiempo
que no es el nuestro, para luego volver en picado
a la realidad que nos atrapa.
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