Las ventanas esconden espías tras los visillos, acechando para hacerse eco de las indiscreciones,
el aire parece enfermo por la ausencia de aromas florales,
y nos da miedo respirar mas fuerte de lo necesario.
No hay pájaros revoloteando,
y su ausencia hace mas crudo el silencio, haciéndose eco del miedo a morir.
Por las paredes se desliza la esperanza viscosa, expectante de los acontecimientos que están por llegar, esperando dejar las penumbras de las madrugadas en soledad y el sin sabor del beso de nadie.
Todo pasará, pero nada será como antes,
quedará el recuerdo de los que partieron desde el anonimato
y el recuerdo enfermizo del encierro,
la sombra de un vacío, de un tiempo atrapado entre comillas,
y la sensación amarga de haber perdido este mes de abril,
un mes de abril que se marchará rápido y triste, sin haberlo saboreado,con un ramo de flores marchitándose entre sus dedos,
alejándose como amante despechado.
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