¿De qué sirve el olvido
cuando no hay lucidez
para enterrar y zanjar las historias pasadas?
No dan trofeos por amasar suplicios,
ni premian la constancia a la tortura
diaria de recordar.
No es sano evadir la realidad
para caer en brazos del despotismo agrio y salvaje de la enfermedad de la rabia.
Los amores no se encienden
con mechas apagadas,
ni se salvan con miserias humanas.
hermosamente doloroso
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