ni que duermas en brazos de la soledad.
La tristeza no va a agarrarte por las entrañas,
ni va a romper tus gritos en naves a la deriva donde imperan las leyes del silencio.
No voy a dejar que dejes de respirar manipulado por reinos oscuros, vencidos por el rencor.
Ni voy a tolerar que desvíen la atención para quien mendiga raciones de compasión.
Nadie va a lograr que abandone tu amistad por destellos de tesoros ocultos en cofres llenos de mediocridad.
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